Sexólicos Anónimos Monterrey Monterrey ¿Soy sexólico?
Mano sobre el hombro de una persona, en señal de entendimiento y comprensión
Sexólicos Anónimos Monterrey

Sexólicos Anónimos es un programa de recuperación para quienes tienen problemas con sus pensamientos y comportamientos sexuales.

¿Qué es Sexólicos Anónimos?

Sexólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse. El único requisito para ser miembro de SA ese el deseo de liberarse de la lujuria y de alcanzar la sobriedad sexual. Para ser miembro de SA no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones.

SA no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro objetivo primordial es mantenernos sexualmente sobrios y ayudar a otros sexólicos a alcanzar la sobriedad sexual.

© 1997-2008 Sexaholics Anonymous Inc. Reimpreso con el permiso de Literatura SA.

El problema

Me consideraba inferior, despreciable y me sentía asustado y solo. Lo que veía en mi interior nunca igualaba lo que veía en el exterior de los demás.

Desde un principio, me sentí desconectado: de mis padres, de mis semejantes y de mí mismo. Me aislaba del mundo mediante la fantasía y la masturbación. Trataba de establecer alguna conexión sumergiéndome en fotos e imágenes y persiguiendo los objetos de mis fantasías. Perseguía con lujuria y deseaba que se me persiguiese con lujuria también.

Me convertí en verdadero adicto; relaciones sexuales conmigo mismo, promiscuidad, adulterio, relaciones de dependencia y fantasía en aumento. Conseguía el sexo con la mirada; lo compraba, lo vendía, lo intercambiaba, lo regalaba. Era adicto al coqueteo, a la provocación y a lo prohibido. La única manera que conocía de liberarme de la tiranía del sexo consistía en hurdirme aún más en él. "Por favor, relaciónate conmigo y lléname", imploraba de rodillas. A la vez que buscaba con lujuria tratando de lograr el estado de trance definitivo. Cedía mi voluntad a los demás.

Esto me producía sentimientos de culpabilidad, odio a mí mismo, remordimientos, vacío interior y dolor. Me encerraba cada vez más dentro de mí, alejado de la realidad, del amor y perdido en mi interior.

Mi conducta imposibilitaba la verdadera intimidad. Desconocía lo que era la unión real con alguien, porque me interesaba sólo lo ilusorio. Me atraía el "hechizo" de lo físico sexual, el contacto que producía efectos mágicos; precisamente porque así evitaba la intimidad y la unión verdadera. La fantasía corrompía lo real, la lujuria mataba al amor.

Primero adicto, después incapaz de dar amor, recibía de los demás para llenar el vacío que existía en mi interior. Me engañaba una y otra vez al pensar que la siguiente persona sería la que me salvaría y, mientras tanto, iba desperdiciando mi vida.

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